lunes, 9 de febrero de 2009

Macro

Macro:
Definición: Macro, del griego μακρο significa "grande". En el ámbito informático es la abreviatura del término "macroinstrucción".
Una macro o macroinstrucción es una serie de instrucciones que se almacenan para que se puedan ejecutar de forma secuencial mediante una sola llamada u orden de ejecución.

Características:
Una macroinstrucción es por tanto una instrucción compleja, formada por otras instrucciones más sencillas.
Además tiene que estar almacenada, el término no se aplica a una serie de instrucciones escritas en la línea de comandos enlazadas unas con otras por redirección de sus resultados (piping) o para su ejecución consecutiva.
Las macros suelen almacenarse en el ámbito del propio programa que las utiliza y se ejecutan pulsando una combinación especial de teclas o un botón especialmente creado y asignado para tal efecto.
La diferencia entre una macroinstrucción y un
programa es que en las macroinstrucciones la ejecución es secuencial y no existe otro concepto del flujo de programa que por tanto, no puede bifurcarse.
Aplicaciones: Las macros son grupos de instrucciones que tienen un seguimiento cronológico usadas para economizar tareas; una macro no es más que un conjunto de instrucciones tales como "borrar archivo", "añadir registro", etc., y que se almacenan en una ubicación especial (por ejemplo en
Microsoft Access observamos que hay una zona para crear macros, una macro en Access trabajando para una base de datos podría ser un archivo que al llamarse desde otra instrucción: borrara los registros de un cliente o accionista, luego borrara ciertos registros en otras tablas, extraerá su información de un log, entre otras cosas.
Programación:
Con el fin de evitar al programador la tediosa repetición de partes idénticas de un programa, los ensambladores y compiladores cuentan con macro procesadores que permiten definir una abreviatura para representar una parte de un programa y utilizar esa abreviatura cuantas veces sea necesario. Para utilizar una macro, primero hay que declararla. En la declaración se establece el nombre que se le dará a la macro y el conjunto de instrucciones que representará.
El programador escribirá el nombre de la macro en cada uno de los lugares donde se requiera la aplicación de las instrucciones por ella representadas. La declaración se realiza una sola vez, pero la utilización o invocación a la macro (macro llamada) puede hacerse cuantas veces sea necesario. La utilización de macros posibilita la reducción del tamaño del
código fuente, aunque el código objeto tiende a ser mayor que cuando se utilizan funciones.

Es tan común el empleo de macroinstrucciones que se les considera como una extensión de los
lenguajes. De manera similar se considera al procesador de macroinstrucciones o macro procesador como una extensión del ensamblador o compilador utilizado. El macro procesador se encarga, en una primera pasada, de registrar todas las declaraciones de macros y de rastrear el programa fuente para detectar todas las macro llamadas. En cada lugar donde encuentre una macro llamada, el macro procesador hará la sustitución por las instrucciones correspondientes. A este proceso de sustitución se le denomina expansión de la macro. El macro procesador elabora dos tablas para el manejo de las macros.


Para concluir podemos decir que la fotografía macro -fotomacrografía, que dicen los lingüistas- siempre ha sido un mundo fascinante para propios y extraños. La fotografía macro propiamente dicha es aquella –entendemos- que nos permite obtener imágenes que, partiendo de una escala 1:1, aumentan la realidad hasta diez veces. Más allá de esta relación de aumento, entramos en el mundo de la fotomicrografía, o fotografía con microscopio.
Desde que, siendo niños, vimos por vez primera en el colegio la piel de una cebolla a través de un microscopio, todos y cada uno de los mortales sufrimos una inexplicable fascinación por ver a tamaño gigante lo que, en la realidad, tiene un tamaño mínimo. Puede que la macrofotografía nos guste por el simple hecho de ver algo que normalmente no apreciamos a ojo desnudo, pero de lo que no hay duda alguna es de que la fotografía digital nos ha abierto las puertas a otro nuevo mundo del -casi- infinito universo fotográfico. Llamémosle macro; es ya un amigo.

Ciertamente, es más que difícil encontrar a un aficionado a la fotografía al que no le apasionen las fotos en macro. Igualmente cierto es que, antes de la foto digital, era mucho más difícil encontrar un fotógrafo “de andar por casa” con fotos macro de su propiedad. En efecto, antes de la revolución digital el macro quedaba reservado para un puñado de elegidos con equipo específico para ello. Y es que no debemos olvidar que, virtualmente, ninguna cámara compacta de las de antes –con película- contaba con opción macro de ninguna clase.